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- AVENTURAS MILITARES PARTE 5 (SARGENTO HERNANDEZ)
Posted by : Unknown
domingo, 3 de noviembre de 2013
Habían pasado ya
varios encuentros con Sánchez pero, a pesar de todo el me pedía compostura
cuando estuviéramos enfrente de todo el pabellón, yo era un rebelde y la verdad
no se lo permitía, ya que siempre le hacía comentarios en doble sentido
haciéndolo sentir intimidado y avergonzado
-VEGA TRANQUILO
O QUIERE CASTIGO!!
-Pero bien que
le gustan mis corridas Sargento …
Cosas como esa
se iban repitiendo en esos días, en privado le daba largas sesiones de sexo bestial,
lo follaba con un dildo mientras le masturbaba, lo amarraba a la cama
mordiéndole los pezones, y me gustaba meterle la verga hasta el fondo, verle
salivar y sus ojos llorosos, poco a poco me iba enviciando e iba descubriendo
esa parte salvaje y bestial que llevaba guardad en mí.
Pero en la vida
militar me molestaba ser sólo un soldado más del pabellón, así que trataba de
mostrarle mi superioridad sobre él, en todo lo demás me iba excelente, no tenía
el mejor cuerpo pero los insultos, las armas la supervivencia y en general era
bueno.
Estábamos en
clase de armas, mi tiempo en desarmar el arma, limpiarla y volverla a armar
estaba entre los mejores del pabellón.
-Vaya que es
bueno con el arma Vega- me dijo Sánchez
-Ya lo ha
comprobado mi sargento- le dije mientras se escuchaban algunas risillas en el
pabellón.
Vi la cara de
molestia de Sánchez y entonces, esperé hasta el momento de salir francos para
que me llamara, pero no lo hizo, pasó una larga semana en la que nunca llamó,
pero yo tampoco lo hice, a la siguiente semana más me sorprendió que nos
asignaran a Hernández en vez de Sánchez.
Hernández era un
enorme portento de sargento y no por su tamaño, medía casi lo mismo que yo,
pero de color moreno, unos enormes músculos, labios carnosos y muy guapo de cara,
con esos ojos oscuros y matones, esas piernas gruesas y velludas al igual que
su pecho.
A la hora de los
ejercicios noté claramente como me estaba cargando la mano de manera especial,
estábamos haciendo algunas lagartijas cuando sentí su enorme bota pisándome la
espalda, haciéndome caer al suelo, todos se burlaron de mí.
Y así pasó a la
hora del comedor, dejándome sin comida, a la hora de la marcha y en clases
también, no entendía a Sánchez que estaba ignorándome desde el inicio del día.
Estábamos en horario de clases, a campo abierto debajo de uno de los búnker,
cubierto de una red de camuflaje, Hernández ordenó que quién quisiera ir al
baño tenía 5 minutos, estaba dispuesto a ir cuando me detuvo, en seco y me
dijo:
-A dónde vas
cabrón, tú no te vas a ningún lado.
-Pues ME LARGO
CULERO, tengo ganas de orinar y tú no me vas a detener –
No dijo nada
pero me miró burlonamente, iba a alejarme y me detuvo tomándome de la camisa
-Quedas
castigado pendejo a TU sargento no le faltas al respeto.
Me llevó a correr
una vez más, pero me paró en seco en las caballerizas, donde estaban pastando
esos animales, mismos que usaba la montada militar para guardias en el interior
de la zona.
-A ver culero,
si no te parece como te estoy tratando, porque no te quejas con Sánchez, es TU
líder y lo tratas como un pendejo.
Me dio un
empujón y me hizo trastabillar, cayendo sobre la cerca de madera, me soltó un enorme guantazo en la cara que
hizo que me mordiera y escupí sangre, pero me armé de valor y me paré.
-¿Te estás
cogiendo a Sánchez CULERO?, ¿Defiendes a tú perrita?, porque me prefiere a mí
pendejo, prefiere mi verga de macho- le grité mientras me burlaba.
Me soltó una
patada fuerte en la espalda que me dejó sin aire y me hizo doblarme, la
expresión de su rostro me indicó que había dado en el clavo, se montó en mis
piernas dispuesto a golpearme, lo tomé entonces del cabello, ya que yo no tenía
la misma preparación militar en defensa que él como sargento una idea pasó por
mi cabeza, una idea que me salvaría de la golpiza d emi vida.
-Cójeme cabrón –
le dije mientras le tomaba fuerte del cabello.
-Demuéstrame que
eres más macho que yo – solté mientras le tomaba la verga y me quedaba pasmado,
aquella cosa no podía ser verdad, era un enorme trozo de carne se sentía aún
flácido entre las piernas.
Vi su cara de
enojo, dispuesto a darme más golpes, así que le di un enorme beso, de macho,
metiendo mi lengua dentro y no encontré resistencia, la sangre aún salía
mezclada con mi saliva y mi mejilla comenzaba a inflamarse, pero lo tomé con
fuerza, besándolo mientras nuestras lenguas luchaban su propia batalla.
Me dio otro
empujón más fuerte que me hizo caer, me volteó de espaldas y con movimientos
hábiles me bajo pantalón y ropa interior juntas, dejando mi culo al aire.
Puede ver que tenía una erección tremenda y
el pánico se apoderó de mí , era imposible escapar de él, había introducido sus
poderosos brazo bajos los míos y me tenía atrapado por debajo de mis axilas y
con sus manos agarraba mis hombros , me mordía el cuello con arrebato y sus
quejidos de frenesí me hacían presagiar lo peor pues las acometidas con su
enorme mástil de carne sobre mi trasero eran constantes, como mi desesperación
me impulsaban a intentar deshacerme de su trampa , me dijo al oído , con una enorme
fiebre de deseo y lascivia .
-Tranquilo
cabrón, no voy a hacerte daño del que tú le haces a Sánchez, no te muevas y
verás cómo vamos a disfrutar los dos cabrón-
Eso
lejos de tranquilizarme, me hizo sentir más pánico a ser penetrado y en ese
caso , el desgarro interno sería inevitable….
La excitación de Hernández era bestial,
semejaba un toro en celo, él había introducido su pene entre mis dos glúteos y
empezó a hacer un vaivén, pero sin ejercer ninguna presión sobre mi esfínter,
era un masaje con la totalidad de su pene en mi culo, era como una pelea donde
nuestros cuerpos actuaban acompañándose rítmicamente, presionaba con fuerza
sobre mi piel con su pene extremadamente duro, notaba su poderosa herramienta
masculina restregarse con furia sobre mi ano, y subía sobre mi coxis , para
volver a bajar, en un rítmico juego que poco a poco me hizo comprender que su
excitación sexual no incluía penetrar mi esfínter o al menos no de momento.
Poco a poco acompañé su juego con
movimientos circulares de mi cadera , y nuestro cuerpos iniciaron de nuevo una
batalla rítmica , cuyo director de orquesta era ese extraordinario pene moreno,
me abrió de muevo el culo y depositó una cantidad generosa de saliva en él,
usando su pene para extenderla, depositó su pecho sobre mi espalda , haciéndome
sentir el cosquilleo del bello de su pecho , produciéndome una descarga
eléctrica al roce de esa energía masculina, su excitación crecía y yo estaba
casi a punto de eyacular.
Hernández volvió a colocarme bocabajo y ocupó
de nuevo su sitio sobre mí, esta vez sus embestidas eran mucho más potentes y su
pene durísimo ejecutaba el movimiento con mucha mayor fluidez, resultaba
evidente que el calor de mi culo y la barrera que ofrecía mi piel, efectuaba un
rozamiento sobre su glande, que junto con la saliva, le estaba produciendo una
sobreexcitación tremenda.
Mi excitación era total también, Hernández
parecía un experto en cuestiones anales pues conseguía que lo acompañara en el
ritmo desenfrenado , me hablaba a mis oídos , me mordía mi oreja , chupaba mi
cuello y le daba pequeños mordiscos que me hacían perder cualquier recato ,
-Dime que te gusta cabrón
- SI, me gusta- le contestaba
-Dime que te folle cabrón
-¡FÓLLAMEEEEEEE CABRÓN!
Sin tocar con su mano para nada su pene,
puso su glande en mi orificio y sin el menor esfuerzo me introdujo todo el
glande en mi interior, mi esfínter no ejerció la menor resistencia.
El
escozor llegó , sin embargo la plenitud que sentí en mis entrañas , tan adentro
de mí y el tapón gruesísimo en mi esfínter me hicieron gritar de placer , de
nuevo experimenté el placer inenarrable del día cuando Sánchez estimuló mi
próstata, haciéndome de nuevo eyacular sin la menor necesidad de tocar mi
propio pene, mis quejidos, resoplidos más el encrespamiento de mis músculos ,
lo sobreexcitaron , sacando su pene de golpe de mi interior , viniendo a
eyacular su semen en mi espalda 4 , 5 , 6 eyaculaciones llegaron calientes a mí
espalda.
Hernández me decía al oído,
-Así
cabrón, ahora sabes lo que se siente al tener un macho de verdad, ahora, si
sabes lo que te conviene vas a dejar a Sánchez en paz.
Asentí casi desfallecido.